Si estás pensando en viajar al encantador norte argentino, guárdate esta guía para saber que ver en Salta y Jujuy, dos de sus provincias más populares.
Este fue nuestro recorrido durante 10 días:
El clima en general en el norte argentino es de veranos bastante cálidos y sobre todo mucha amplitud térmica.
Nosotros, estuvimos en el mes septiembre y disfrutamos de unos hermosos y cálidos días de sol, mientras que las noches y las primeras horas de la mañana estaban congeladas! Así que la mejor recomendación es que lleves ropa para todos los climas y hagas el famoso vestuario en capas como la cebolla, para poder ir desabrigándote mientras transcurre el día.
En este viaje, nosotros utilizamos solo un día un auto de alquiler.
El resto del tiempo nos movimos en transporte público que resultó ser muy puntual, cómodo, barato y esta mas que bien para llegar a los destinos principales que ver en Salta y Jujuy.
Para utilizarlo, una opción es ir a la parada de buses y comprar el boleto. En la mayoría de las ciudades no vas a encontrar terminales, serán solo paradas en alguna ruta.
La otra opción, que nosotros utilizamos por ser más cómoda y segura, es comprar los tickets desde la web. Hay dos páginas que nos fueron de mucha utilidad para este viaje: Plataforma10 y Central de pasajes. En ellas vas a encontrar fácilmente los buses para moverte entre cualquiera de las ciudades más visitas del Norte argentino.
Los precios de los pajares entre ciudades rondan los 2 USD por persona y hay opciones en todos los horarios.
Si llegas a esta parte del norte en avión, lo más habitual es que lo hagas al aeropuerto de Salta. Ese fue nuestro caso también y sin embargo decidimos empezar el recorrido por la provincia de Jujuy para ir poco a poco acercándonos de nuevo a Salta, desde donde saldría 10 días después nuestro vuelo de regreso a Buenos Aires.
Desde la Terminal de Salta salimos en bus durante casi 4 horas hasta Tilcara en la provincia de Jujuy. El valor del viaje son 10 USD por persona.
También, te dejo en este enlace otras opciones disponibles
Nos quedamos en Tilcara 3 noches y nos podríamos haber quedado más. Es que más allá de la belleza de los paisajes y los recorridos que están disponibles muy cerca de la ciudad, Tilcara es lo que llamaríamos un auténtico pueblo con encanto.
Cuando la noche va cayendo, la ciudad se vuelve de un tono amarillo y las montañas de fondo le dan el marco perfecto a tan preciosa vista.
Tilcara es uno de esos pueblos que me robo el corazón y a los cuales volvería muchas veces.
El pucara de Tilcara es un sitio arqueológico que queda a 15 min caminando desde el centro de la ciudad donde podrás ver restos de viviendas, tumbas y sitios religiosos de los pueblos originarios de la zona.
Se encuentra abierto de jueves a domingo y la entrada tiene un valor de 4 USD, con descuento para residentes y jubilados.
Dentro del mismo complejo se encuentra el Jardín Botánico de Altura dedicado a la preservación e investigación de la biodiversidad de la zona. La entrada al mismo está incluida dentro de la entrada al complejo de Pucará y vale mucho la pena dar un recorrido entre las hermosas especies que ahí se encuentran.
Siendo una fanática de los cactus, que te voy a decir? Me pareció un lugar más que hermoso.
Al día siguiente nos levantamos tempranito para desayunar en la terraza de nuestro hostel y emprender caminando los 4km que nos llevarían a la Garganta del diablo: una pequeña cascada que no sorprende demasiado pero el camino para llegar es realmente muy lindo.
Si caminar no es lo tuyo, también se puede llegar en auto por una ruta perfectamente asfaltada. El auto se deja en un mirador desde donde deberás caminar solo 5 minutos hasta la cascada.
No vas a encontrar servicios en el camino, así que vale la pena que lleves tu mate y algo para hacer picnic cuando llegues, como hicimos nosotros.
El camino de ida nos demoró varias horas porque es en subida, porque aún no nos acostumbrábamos a la altura y porque paramos mil veces para sacar fotos. Volver, volvimos en 45 minutos.
Para el día siguiente contratamos una excursión guiada para conocer las Cuevas de Wayra.
Nuestro guía, Javier Mamani, lleva con orgullo el porte de ser parte de una de las familias de las comunidades originarias y nosotros, aprovechamos su sabiduría durante todo el paseo.
Javier nos guió para subir una de las montañas que se encuentran al ingreso de la ciudad, donde nos encontraríamos unas cuevas naturales que fueron utilizadas por los habitantes de la zona desde hace ya muchísimo tiempo.
La caminata de ida fue de aproximadamente 3 horas y la verdad es que los últimos 50 metros del recorrido no son aptos para aquellos que tengan miedo a la altura, porque se trata de un camino de precipicio estrechísimo en el que se debe pasar con sumo cuidado.
Quitando ese contratiempo, arriba encontraras 2 cuevas. La segunda, más grande que la primera desde donde también se puede atravesar la montaña para llegar del otro lado y tener una vista inolvidable del valle.
Las cuevas tienen interés histórico también, ya que para los habitantes originarios eran un lugar sagrado en el que poder encontrar absoluto silencio.
Javier nos regaló unos minutos para hacer una breve ceremonia nosotros también. Fue un momento muy bello de contacto con la tierra y el inmenso silencio y tranquilidad del lugar.
A las cuevas no está permitido subir sin guía, pero aunque se pudiera creo que es muy recomendable hacerlo con un guía de la zona que vuelve la experiencia más enriquecedora.
Javier nos contó mucho sobre la cultura de los pueblos originarios y nos transmitió el cariño por su comunidad.
Yo perdí el teléfono de Javier pero encontré este en la web por si quieren contactarlo: +54 3884679112
A la mañana siguiente partimos en bus a Humahuaca. No teníamos planeado dormir ahí sino solo aprovechar el día mientras esperábamos nuestro autobús a Iruya.
Sin embargo, una vez en la ciudad y con las mochilas puestas, hablamos con un taxista que nos llevo (junto a otra pareja para que sea mas barato) a las Serranías del Hornocal.
Esta sierra tiene dos características principales, la primera, que se encuentra a 4350 msnm con lo que la falta de aire será lo primero que sentirás cuando llegues, y la segunda, tiene una forma muy especial que parece cortada con un cuchillito de esos de dientes y donde se dejan ver nada mas ni nada menos que 14 colores. De ahí su seudónimo, “el cerro de 14 colores”.
Cuando yo estuve en Jujuy, la única forma de llegar a la Serranía era en transporte privado, ya sea taxi como elegimos nosotros o excursiones contratadas con agencias del viajes.
Pero, actualizando información, encontré el Blog de Porque me gusta viajar donde nos cuenta como llegar en transporte público. Les recomiendo que consideren esta opción ya que va a ser mucho más económica que las otras. Lamentablemente ese bus no se puede comprar por internet.
Una vez en el cerro de los 14 colores, es habitual sentir algún efecto de la altura, como puede ser falta de aire, dolor de cabeza o algún mareo.
El mal de altura afecta (o no) a cada persona de una forma diferente y tiene que ver con muchos factores, pero no es para asustarse. Con esa altura, los efectos que podamos sentir en el cuerpo pasaran a penas bajemos. Sin embargo, es bueno ir bien hidratado, hacer movimientos lentos y evitar estar con el estómago muy lleno.
Teniendo eso en cuenta, podrás disfrutar sin inconvenientes.
Desde la ruta, ya se puede apreciar el Hornocal y hay un mirador dispuesto para eso. También podrás hacer una caminata para acercarse aún más a semejante belleza.
Es un camino corto pero te recomiendo que lo hagas muy despacio para minimizar los efectos de la altura. Nosotros lo hicimos y no tuvimos ningún problema, de hecho tomamos unos mates de lujo con tan precioso escenario.
Volviendo del Hornocal, tuvimos tiempo para recorrer la pequeña ciudad de Humahuaca.
Es el lugar perfecto para conocer a pie, perdiéndote entre los muchos callejones empedrados donde vas a encontrar todo tipo de puestos de artesanías y delicias locales.
También dimos un paseo por el Mercado Municipal de Humahuaca, un colorido mercado donde se pueden comprar verduras y frutas principalmente.
Humahuaca me pareció la ciudad mas autentica y con muchos menos turísticas que el resto de las que recorrimos en Jujuy.
Iruya es un pequeño pueblo, colgado en la ladera de la montaña a 2780 metros sobre el nivel del mar.
Es uno de esos lugares que conservan el encanto de lo autóctono, donde ni el turismo ni la expansión de las ciudades lograron aun corromper la magia de su tranquilidad y sencillez.
Te invito a leer este post dedicado a contarte todos los detalles sobre Iruya para que sepas porqué es un destino al que no podes dejar de ir cuando pensás en que deberías ver en Salta y Jujuy.
En Purmamarca encontraras un ambiente muy diferente a las otras ciudades sobre las que te conté más arriba. Es un poblado absolutamente turístico y en los horarios centrales del día encontraras bastante gente caminando en su feria y en sus restaurants.
Si bien la excursión a Salinas Grandes se hace casi desde cualquier ciudad de Salta o Jujuy, la localidad de Purmamarca es la más cercana a donde podrás pasar la noche. Ahí hicimos base nosotros.
Las salinas grandes son un salar de aproximadamente 200 km2 que se encuentran en el limite entre la provincia de Jujuy y Salta.
Sea donde sea que te encuentres, vas a poder contratar la excursión mas conveniente para vos o, si queres hacerlo de forma libre deberás, como nosotros, contratar un taxi.
Lo hicimos de esa forma porque, a pesar de que el costo es un poquito más alto, nos daba la posibilidad de ir a las salinas durante la tarde y disfrutar del atardecer allá. No me arrepentí para nada de esa decisión. Con un cielo despejado, un atardecer anaranjado sobre las salinas tiene una belleza única.
La mayoría de las excursiones salen durante la mañana o al mediodía para aprovechar el momento en que se ven mas blancas por el rayo del sol. Al final, es cuestión de gustos.
En el camino, se hace una primera parada en el mirador de la Cuesta del Lipan, donde podrás ver la zigzagueante ruta entre las montañas. La altitud en este punto es 4170 msnm.
La entrada a las salinas es gratuita pero no hay servicios así que deberás llevar todo lo que vayas a necesitar. Si vas en horas diurnas, lo más importante es protector solar y gorro.
Es totalmente recomendable visitar este desierto blanco y vivir la experiencia de caminar sobre la sal. Llevar una buena cámara para fotos ingeniosas y a disfrutar!
Una de las formas de ver el cerro de los 7 colores, es transitar el Paseo de los Colorados.
Se trata de un camino semicircular de casi 3 km que puede recorrerse tanto el auto como caminando.
En este recorrido encontrarás hermosas vistas de muchos otros cerros y preciosos cactus (ya se sabe que los amo). Finalmente podrás acceder a un mirador del Cerro de los 7 colores desde donde se pueden tomar preciosas fotos.
La verdad es que el cerro, si bien es muy bello, habiendo ido primero a la Serranía del Hornocal, causa menos sorpresa pero vale la pena conocerlo.
El ultimo destino de nuestro viaje fue la ciudad de Salta desde donde hicimos base para conocer algunos lugares.
A solo 20 minutos del centro de la ciudad de Salta, se encuentra el cerro San Bernardo a cual se puede acceder en auto, caminando o en teleférico.
Una vez arriba del cerro, el centro turístico cuenta con confiterías, miradores, paseo de compras y cascadas artificiales.
Para subir en teleférico, la estación de salida se encuentra en el parque San Martin y el costo del viaje completo son 6,5 USD por persona.
Nosotros obviamente subimos en teleférico y bajamos caminando que es un paseo muy lindo pero que nadie se olvide de llevar gorro y agua porque el sol puede hacerse sentir si van en verano o primavera como nosotros.
A poco mas de 70 km desde la ciudad de Salta, se encuentra el Dique Cabra Corral, el lugar ideal para pasar un día de relax absoluto.
Nosotros llegamos desde Salta en bus público, que tiene horarios específicos. Lo mejor siempre es preguntar en tu hotel o a gente de la zona para que te indiquen las paradas y horarios.
El viaje son casi dos horas por una ruta asfaltada donde la gracia es ir disfrutando del hermoso paisaje de esta bella provincia.
Una vez en el puente que atraviesa el embalse de cabra corral, el plan ideal seria comer un pejerrey empanado en el excelente restaurant que se encuentra en uno de los extremos del puente.
Para los muy valientes (no es mi caso), van a encontrar también sobre el puente un lugar en que hacer Bungee Jumping. Para la próxima lo pienso…
La pequeña ciudad de San Antonio de los Cobres se encuentra a 160 km de la Capital salteña. Aún conserva muchas edificaciones hechas de adobe que dan una estética muy tradicional al lugar.
El poblado es muy lindo y vale la pena recorrerlo, visitando su iglesia y sus puestos de artesanías. Y más aún vale la pena recorrer el camino que nos lleva hasta él. Todo el trayecto se trata de miradores y pueblos perdidos entre montañas y quebradas.
La experiencia completa y perfecta hay que hacerla almorzando unas empanadas o algún buen guiso en un comedor de la ciudad. Seguramente va a ser comida caserísima a un precio excelente.
Nosotros este paseo lo hicimos con un auto de alquiler porque era nuestro último día y así podíamos aprovecharlo mejor. En cualquier caso, es una excursión que se puede adquirir en cualquiera de las agencias de turismo del centro de la ciudad.
De todo! El Norte argentino son mas que dos provincias, y queda mucho por recorrer. De hecho, inclusive a los lugares que menciono en este articulo voy a tener que volver porque perdí todas mis fotos en un incidente con la pc! Aun no me repongo de esa desgracia.
Por esa razón es que todas las fotos del articulo son tomadas de los bancos de imágenes de Pixabay y Unsplash.
Al menos tengo una excusa para volver!
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[…] nuestro viaje por el Norte Argentino, les voy a contar en este artículo, que ver en un pequeño pueblo llamado Iruya, bellísimo, […]