Catamarca es una provincia del Noroeste de la Argentina. Su punto mas promocionado últimamente es el campo de Piedra Pómez, pero te voy a contar en este articulo que tiene mucho mas para ver.
En Catamarca, la gente siempre sonríe y la naturaleza muestra su lado más salvaje.
Conmigo fue un amor a primera vista. En este artículo te cuento nuestro recorrido por este caprichoso pedazo de naturaleza en diez días.
Nosotros veníamos haciendo esta ruta en auto por el noroeste argentino, por eso entramos en Catamarca por el norte desde Tucumán utilizando la emblemática ruta 40.
Eso le pregunté al chico que administraba las dos habitaciones con baño privado que alquila delante de su casa.
Con una sonrisa ingenua, nos dijo: “No hace falta llave, nadie va a entrar”
Ni en ese, ni en ningún otro día, nadie entró.
Si llegás de la misma forma que nosotros, vas a recorrer uno de los tramos mas espectaculares de la ruta 40.
Mi doble recomendación es que lo hagas de día cuando, además de apreciar los maravillosos paisajes, vas a poder anticiparte a los animales que cruzan la ruta. En esta zona son demasiados y hay que estar atentos.
Para ingresar a Villa Vil, vas a tener que abandonar la ruta 40 y transitar por un tramo de ripio en las rutas 36 y 43 que te llevan al pueblo.
Villa vil es uno de los pequeños pueblos que vas a ver en Catamarca y tiene un encanto especial.
Su enorme iglesia bien pintada de amarillo destaca frente a la plaza más mínima que vi en mi vida.
Nosotros decidimos hacer noche acá porque ya se hacía tarde para manejar. Fuimos a la Hostería Municipal.
Si decidís hacer lo mismo, acá te dejo los datos para reservar lugar. Dependiendo de la época del año que vayas, puede ser que esté lleno y en el pueblo solo hay uno o dos hospedajes más.
La señora que atiende la hostería tiene dos virtudes innegables: prepara una excelente comida casera y tiene una amabilidad extrema. Aun si están solo de paso, les recomiendo ir a comer a la hostería y comprobar lo que digo.
Por la noche, se cortó la luz, después me iba a enterar que es muy habitual en la zona (lamentablemente) para los que viven ahí.
Comimos una riquísima cena preparada por Carlota, la administradora de la hostería. Todo a la luz de las velas y nos quedamos con ella charlando hasta bien tarde.
A la mañana siguiente nos fuimos después de desayunar. Carlota nos regaló una tortilla para el viaje. Nosotros emprendimos camino al siguiente destino, con la sensación de que nos queríamos quedar un poco más.
El viaje de Villa Vil a Antofagasta es de 180 Km, de los cuales los primeros 20 aproximadamente son de ripio. Nosotros tardamos mas de cuatro horas en hacerlos porque es imposible no querer sacar fotos después de cada curva.
Llegué a Catamarca sin haber visto un volcán de cerca en toda mi vida y por eso me emocionó por completo encontrar tramos de ruta donde la lava seca, negra como la noche, se mantiene intacta hace millones de años.
La ruta hasta Antofagasta es una sorpresa tras otra.
Llegamos a un pueblo que es pequeño y con calles de tierra. Nos costó encontrar un alojamiento, porque la hora de la siesta no es el mejor momento para que te abran la puerta. Finalmente encontramos lugar en el Hospedaje Doña Anita.
Averiguamos por las excursiones y nos dimos cuenta que aunque nosotros estábamos en auto propio, en muchos lugares se requería 4×4. Por ese motivo, los paseos que se ofrecen en la zona no son baratos.
Mientras que una noche de hospedaje puede salir 6 USD por persona, las excursiones rondan los 65 USD (por grupo hasta cuatro personas).
Nosotros hicimos dos excursiones, una por nuestra cuenta y una contratada. Te cuento todos los detalles en este artículo.
Viajamos 45 minutos desde Antofagasta a El peñón, un pueblo de muy pocas manzanas con calles de arena y tierra, donde todos saben dónde viven todos.
Nos quedamos en La Pómez, un alojamiento con comedor atendido maravillosamente por la Sra. Reyna. También con ellos contratamos la excursión para conocer el Campo de piedra pómez.
Quien nos llevó fue Germán, un guía vaqueano de la zona apasionado por su trabajo.
El viaje se debe hacer en 4×4 porque el campo de Piedra Pómez está mucho mas alejado de lo que parece y el camino es intransitable para un vehículo simple tracción.
El valor de la excusión ronda los 70 USD y pueden llevar hasta cuatro personas en la camioneta. Nosotros compartimos el viaje con otra pareja que estaba en el alojamiento, así que pagamos la mitad. Animate y preguntá, que están todos buscando lo mismo!
El recorrido inicia a las 9 de la mañana y después de algunas paradas para fotos, se llega al Campo de Piedra Pómez.
La alegría de haber visitado este lugar se la debo a Flor de Ruta del Mate que en su blog contó porqué se emocionó tanto al ver semejante paisaje, y tuve que ir a comprobarlo yo misma. Flor tenias razón! 🙂
Este campo, blanco, radiante, llegó hasta donde se lo ve hoy por la erupción del que llaman Volcán Blanco.
Su erupción en forma de espuma blanquecina fue bañando todo el valle que lo rodea y se secó formando lo que hoy conocemos como Campo de Piedra Pómez.
Las rocas, inmensas, son como un chocolate aireado. En sus cortes se pueden ver las burbujas de la espuma que fue.
El paisaje acá no se parece a nada , de hecho si me decían que estábamos en otro planeta, lo iba a creer. No solo su color y formas son sorprendentes, también sus mas de 70.000 hectáreas.
La excursión sigue por el Volcán Carachi Pampa y su laguna homónima. Luego de rodear a este impresionante volcán, paramos en la laguna donde miles de flamencos suelen vivir.
La Laguna Carachi tiene además la particularidad de que, cuando el viento mueve el agua, el color rojo de la arcilla empieza a subir y la laguna se vuelve de un color Salmon increíble.
A pesar de ser invierno, tuvimos la suerte de ver algunos flamencos.
La misma tarde cuando volvimos de la excusión, Reyna nos esperaba en el hospedaje con un locro exquisito. Fue obligatorio dormir una siesta.
Cuando nos pudimos despertar salimos a caminar un poco por el pueblo y, a pesar del viento, subimos al cerrito que esta a espaldas del pueblo, donde la virgen del valle tiene un monumento en su cima. Desde ahi, el atardecer es alucinante. De frente a lo lejos, el Campo de Piedra Pómez, las lavas negras de antiguos volcanes y la tranquilidad de un pueblo con calles de arena eran una postal que no voy a olvidar.
Después de semejante día, pasamos muy felices otra noche en El Peñón, otra noche sin luz (porque desde medianoche hasta las 8 de la mañana se corta de forma programada todos los días). Un desafío cuando la única estufa de la habitación es eléctrica. Nada que una frazada bien gordita no solucione.
Volvimos a Villa Vil y otra vez era de paso, pero nos volvió a enganchar y nos quedamos. Te cuento lo que hicimos en este artículo.
Si llegás hasta acá, vas a estar en una de las zonas menos visitadas de la Argentina. La infraestructura que vas a encontrar es casi ninguna y es un lugar para olvidarte de lujos y necesidades inventadas.
En Catamarca, y sobre todo en esta zona, lo que destaca es la calidez de su gente y los paisajes que no imaginaste ni en sueños.
En este lugar se vive lento, y está perfecto que así sea. 10 días estuve en esta zona de Catamarca antes de seguir a la región sur y, desde que me fui, siento que tengo que volver.